miércoles, 19 de diciembre de 2012

¡¡ Oh, Blanca Navidad ¡¡


Está acabando el año y todos intentamos hacer nuestras reflexiones personales sobre lo que ha sido este año, nos vestimos con las mejores galas y lanzamos al aire bonitas palabras sobre la bendición del amor, la solidaridad, la amistad, el altruismo...Y salimos a la calle a comprobar que la luz ha llegado a las ciudades, y el color, y las cosas más bonitas nos entran por los ojos de forma arrolladora, sin darnos tiempo a pensar si podemos asimilar tanta belleza, tanta luz...Aquélla luz que termina por cegarnos...

Este año especialmente,  la Navidad para gran cantidad de personas será pobre, triste y solitaria. Más que nunca, este año, hemos llegado a unos extremos de pobreza que asustan, las personas luchan por llegar a fin de mes y por encontrar un trabajo por más miserable que sea. Estas, que son las palabras de la realidad, son como un frio cuchillo que no queremos ni mirar porque sería una manera de salir de nuestra existencia placentera, de la visión de aquélla luz que nos ciega.

Para otros, la Navidad es símbolo de soledad y tristeza. Muchas personas se enfrentan a estos días pensando en la soledad de cuatro paredes, pero claro, aún es peor para quién no las tiene.

Una visión tristemente cierta, que se hace aún más triste cuando los medios de comunicación nos bombardean con las imágenes de la felicidad, el optimismo, la alegría que proporciona la Navidad, esa época para disfrutar de la más bonita esencia del ser humano. Y que nosotros no podemos tener.

Y yo me pregunto si hago bien en ofrecer esta pobre felicitación a quién pueda leerme, si no sería mejor volver la vista a la luz y fundirme en la belleza de los colores para recordar cuando, de niña, la mano de mi padre me ofrecía las estrellas y yo podía hasta verlas.

Sea como sea, haga bien o mal, hoy quiero dedicar mi felicitación navideña a todas esas personas que no podrán disfrutar de las luces, de los regalos, de las cenas de Navidad, de las fiestas suntuosas...Dedico mis palabras, como humilde regalo, a todas aquéllas personas a las que nadie felicita, a todas aquéllas de las que nadie se acuerda, a todas aquéllas que son olvidadas, que no tienen familia, que están...solas.

Y lo hago porque hoy, más que nunca, me siento afortunada. Y tiene gracia, mucha, que diga esto porque precisamente este año ha estado rodeado de todo aquéllo que no quisiera volver a tener en mi vida.

Pero hay algo dentro de mí que me llena de esperanza y alegría, algo grande que me hace ser una inconsciente, una ilusa, una loca...

Eso que llamamos optimismo y que nos hace ser como Ícaro, y volar hasta el Sol. Y esta vez con unas alas fuertes que no puedan derretirse y hacernos caer.

Y, entonces, me digo: ¡Hágase la luz¡ Y, por fin, puedo ver lo que realmente importa.


jueves, 6 de diciembre de 2012

En tiempos de esperanza

Queridos niños, y niñas, y jóvenes, y no tan jóvenes...Queridos todos, y todas, que no habéis vivido una época tan gloriosa y emocionante como aquélla en la que salimos de un armario lleno de polvo para respirar el aire limpio de la libertad sin ira, como cantaba Jarcha. Yo quisiera contaros cómo por fin conseguimos entre todos respirar un aire fresco y limpio que nos hizo emocionarnos, y llorar, y salir a la calle para gritar que habíamos superado las separaciones y los odios para andar todos en una misma dirección, con el mismo o distinto lenguaje, pero el mismo significado.

Y quisiera volver a aquél momento en el que, por fin, se abrieron las urnas para que muchas personas desempolvaran las ideas y les sacaran brillo después de tantos años, quisiera decir que las ideas siguen brillando, pero no sería totalmente cierto, porque las ideas, las creencias, los ideales y los valores han perdido la inocencia y vagan perdidas por algún limbo que ya nos es desconocido.

Hemos perdido la brújula y nos dirigimos sin remedio a la desesperanza más absoluta, ese norte que nos guiaba necesita reencontrar su camino, reconstruir sus naves y embarcarse en un viaje desde el inicio.
Porque este Pueblo, el Soberano, el que llora, sufre, agoniza y muere, es tan fuerte que asusta, capaz de la más absoluta de las grandezas, de llorar, reir y volver a levantarse para empezar de cero. Y mi esperanza reside en volver a ver imágenes del pasado, de cómo ha luchado y lucha este Pueblo por sus derechos, y los de sus hijos, y los de sus nietos...para darme cuenta de que la historia se repetírá si es necesario, aunque tengamos que levantarnos una y mil veces. 

En estas fechas, mientras nos hemos olvidado de lo que significa esta celebración, un 6 de diciembre cualquiera, me pregunto si realmente nos damos cuenta de la importancia de las palabras que se imprimieron en 1978, de que se hizo con la sangre y el sudor de muchas personas anónimas de las que tampoco nos acordamos. Pero luego me invade la esperanza y simplemente creo, porque esta tierra nuestra simplemente lo merece. 

Y respiro.

sábado, 1 de diciembre de 2012

Shadowlands

 Cuando estudiaba en Albacete (y lo hacía de verdad a pesar de no haber terminado de desprenderme de mi particular "pavo") tuve mucha suerte por varias razones.

Primero, por encontrar a algunas de las mejores amigas que podré jamás encontrar, algunos de los mejores recuerdos que podré nunca atesorar, y algunos de los pocos amores que me regaló la vida.

Y, segundo, por que una de esas amigas me aconsejara ver esta maravillosa película sobre la vida de C. S. Lewis, escritor conocido hoy día por el famoso libro "Las Crónicas de Narnia".

 "Tierras de penumbra" (título original en inglés Shadowlands) es una película biográfica británica de 1993, que se centra en la relación entre el escritor C. S. Lewis y su esposa Joy Davidman Gresham. Un aspecto bastante desconocido de este escritor, su vida sentimental, que es tratado con una sensibilidad magistral y una belleza espectacular, por otro grande, el Director y Actor, Sir Richard Attenborough.

Clive Staples Lewis nació en Belfast, el 29 de noviembre de 1898, y murió en Oxford, el 22 de noviembre de 1963. Más conocido como C. S. Lewis, y, para los amigos, Jack, fue ante todo un aspirante a poeta, aunque no se mencione en muchos sitios, pero también crítico literario, académico, locutor de radio y ensayista. Como ya he mencionado, sus obras más conocidas se hicieron famosas por su traslado al cine hace unos pocos años, aunque hay aspectos de su vida que eran desconocidos, entre ellos, su historia de amor con Joy Gresham, y su amistad de tantos años con J. R. Tolkien.

Con Tolkien, Lewis trabó una duradera amistad que se vio interrumpida pero nunca rota, y se convirtió en un gran apoyo para Tolkien en cuanto a la creación de su Tierra Media, ya que era Lewis quien oía sin parar a Tolkien recitándole su novela, al igual que hacían con otras, tales como la Iliada y Odisea de Homero, o la Divina Comedia de Dante; y así, Lewis alentó siempre a J.R.R. a que terminara su obra.

Después de ver esta película se afianzó en mí la idea recurrente de que cada persona, por muy insignificante que parezca, por muy escondida que se halle, o por muy invisible que se muestre, posee la más maravillosa historia qué contar, no comparable a ninguna otra, con la belleza propia de quien ve por los ojos de lo que más ama. Las cosas más humildes, las personas más olvidadas, los deseos más escondidos aparecen como grandiosos y se envuelven con la dignidad impresionante de lo que nos ilumina la vida.

A veces me he planteado cómo nos adormecemos en las rutinas, nos olvidamos de hacer trabajar al corazón a pesar de que respiremos, hasta que llega alguien que te hace pararte y despertar de tu letargo, cambia tus costumbres, te incomoda y te hace removerte en el asiento en el que estabas tan cómodo para hacerte simplemente feliz. Así de simple y sencillo, aunque también tan complicado. Es la historia de tantas y tantas personas, que día trás día viven su vida y encuentran y pierden a personas que estuvieron en el corazón.
También es la bonita historia que refleja esta película, la vida de dos personas, con su inicio y su final, pero siempre llena de sentimientos que todos reconocemos.  

Por aquéllos días que vivimos, los recuerdos que acumulamos, las muchas palabras que nos dijimos y las risas que compartimos, hoy os dedico algunas de mis palabras, que vienen desde un futuro para deciros que vosotras, mis amigas del alma, no estáis sólo en mi pasado. Yo también os llevo siempre conmigo, como el recuerdo de esta película, que siempre me acompaña. Y este, sólo es el fin de la película:

 

 





domingo, 18 de noviembre de 2012

¡¡ Habemus tricampeón ¡¡


Hay momentos de la vida en los que te planteas qué hubiera pasado si la fortuna, las circunstancias, la suerte, hubieran sido más propicias. Porque luchar contra el viento en contra te ha hecho endurecerte de tal manera que ya no recuerdas cuando la inocencia era la primera que se levantaba de la cama, y no esa sensación de haber tenidos malos sueños.

Sí, habemus campeón, no sabemos quién pondrá su nombre en la historia de la Fórmula 1 como el tricampeón más joven de la historia, pero eso es anecdótico, la lucha ha sido, y todavía es, tremenda, épica, bella...y nos ha proporcionado los momentos suficientes para olvidar que nuestra propia lucha ante la vida sigue siendo tan dura que dar un paso se convierte en sí en una batalla. Me siento identificada con la persona que lucha contra las circunstancias adversas, pero que se levanta y jura ante los dioses que jamás volverá a pensar en aquéllos que te abandonaron en tu peor momento, sabiendo que tendrás la fuerza para volver la vista ante la negatividad de los que te dicen que no eres lo suficientemente buena.

Y creo, sinceramente, que hay personas que han nacido tocados con la suerte, sólo por poseer el don de la fortaleza que te hace luchar incansablemente, y te envidio, tricampeón, que no has dejado un sólo instante de decirle a ese viento en contra, que no abandonarás nunca. Porque aunque no ganes ese tricampeonato, para algunas personas como yo, ya lo has ganado.

No hace falta que te diga que en los momentos difíciles estamos contigo, seas o no ganador de la gloria.
Y tampoco hace falta decir tu nombre, forma parte ya de la Historia.

Y no me resisto a poner un vídeo sobre tí, tricampeón:


Y para hablar sobre eso de ver el vaso medio lleno, visiten esta anterior entrada: "D. Fernando Alonso o la fuerza del optimismo". Y seamos optimistas.

lunes, 12 de noviembre de 2012

En busca del tiempo robado...Momo


























Se han cumplido unos cuantos años, en concreto 83, del nacimiento de Michael Ende, famoso por libros entrañables como "Momo" o "La historia interminable". Historias que me llevan a una época mucho más limpia, en la que mi inocencia se mantenía intacta y yo sufría mucho más por esa manía que tenemos en nuestra juventud de dar cabida a todo tipo de sentimientos, y, además, permitirles que nos invadan como un torrente que no llama a la puerta, que no nos da un aviso siquiera...Han pasado unos años, sí.

Momo es una niña que aparece retratada con la madurez que quisiéramos todos, un ser con una cualidad única: la de saber escuchar. Algo que puede parecer sencillo y es la más preciada de las virtudes, precisamente por ser una "rara avis" que no es abundante y que se convierte en especie en peligro de extinción. Momo escucha, comprende, soluciona problemas, atiende necesidades, se convierte en un personaje imprescindible, todo el mundo quiere ser amigo de Momo. ¿Y quién no querría serlo?

Pero aparecieron los llamados "hombres grises" y venden a todos la idea de que deben ahorrar tiempo, que todas los minutos y segundos son tan valiosos que no pueden malgastarse. Son vitales para la supervivencia de la sociedad, deben atesorarse en lugares seguros y acumular el máximo posible, el ahorro del tiempo es fundamental. Y todos caen en ese engaño, y empiezan a pensar que deben tener más, y más, y más. 
Más minutos, más tiempo que va a parar a manos de los hombres grises, que los consumen, los explotan y terminan por convertir en esclavos del tiempo a todos los seres humanos.

Y entonces, los hombres, mujeres y niños dejan de tener tiempo para hablar, para pasear, escuchar y ser escuchados, la vida es rápida y estresante porque hay que correr para conseguir atesorar el mayor número posible de minutos. Pero una vez conseguidos los minutos, los hombres grises quieren más y más, y más. Su avaricia es ilimitada, nunca hay tiempo suficiente, y hay que correr para buscar más tiempo. Un minuto más, un segundo puede ser vital. Y la vida se convierte en la esclavitud de los seres humanos, ellos mismos se han puesto las cadenas porque han creido en las promesas de los hombres grises.

Esto que es una historia maravillosa, que leí en mi juventud, cuando la vida se veía de un color claro y fascinante, se convierte ahora en una metáfora demasiado impactante de lo que estamos presenciando en estos convulsos tiempos de crisis. Momo era la heroina que luchaba para recuperar el tiempo de todos, y creiamos en ella, y yo me pregunto: ¿Es posible que Momo vuelva desde mi juventud para hacerme creer que mi tiempo puede recuperarse? ¿Alguien puede devolverme siquiera los dos últimos años? ¿Puedo volver atrás? Indudablemente, no es posible.

Recuperar el tiempo que nos ha sido robado se convierte en una utopía, algo en lo que ni siquiera es conveniente pensar, eso en lo que perdemos mucho más tiempo del que nos han robado. Ni siquiera Momo podría decirnos qué hacer para no sentirnos como estatuas de sal por haber mirado atrás y habernos dado cuenta de que nos ha sido robado una parte irrecuperable de nuestra historia.

Miremos siempre adelante, allí siempre estará Momo para hacernos ver que el sol que sale por el horizonte es más bonito que la oscuridad de la noche que dejamos atrás.

Y... ¡vivamos¡

jueves, 8 de noviembre de 2012

El señor de las tinieblas...el Miedo

 Tal vez no nos acordaríamos del nacimiento de Bram Stoker hace 155 años si hoy, Google, no nos lo hubiera recordado a través de un doodle muy especial, que tiene como protagonista a su personaje más conocido: El Conde Drácula.

 Bram Stoker nació en 1847, en un ámbito familiar modesto y burgués, y, durante sus primeros años de vida estuvo enfermo y en la cama, asistido por su madre, que le contaba largas historias de miedo y misterio que le marcaron profundamente, como queda claro por las historias que le hicieron conocido mundialmente.

Aunque este irlandés escribió otros libros y creó muchas otras historias, siempre será conocido por este personaje, Drácula, que posee todas las cualidades para hacer aflorar nuestros miedos más profundos y secretos, los que nunca reconoceremos porque la exposición de los mismos nos daría aún más terror, el ser que nos produce esa palpitación y sudor frío que nos paraliza cuando pensamos que algo tan oscuro, tan abyecto, nos acecha. Los miedos, el terror, la paralización de cuerpo, mente, espíritu...Esa encarnación de lo que es básicamente el Mal en estado puro, el advenimiento de la oscuridad, aquello que desconocemos, que nos aterra, nos hunde y nos hace escondernos por instinto de supervivencia.

Pero, ¿de donde nacen nuestros miedos? ¿Creemos verdaderamente que va a venir por la ventana un vampiro llamado Drácula, o Nosferatu, o X y nos va a clavar sus dientes puntiagudos? ¿De verdad nuestros miedos son racionales? ¿Quién instala los miedos en nuestra mente?

En realidad, esta historia de terror nos habla de una lucha que no acaba nunca, la lucha entre el Bien y el Mal, dos conceptos abstractos que necesitan plasmarse en algo tangible para entender su verdadera esencia. Conceptos clásicos de lo que es el Bien y el Mal han existido y existirán siempre, personajes que los encarnan son habituales en todos los tiempos, incluso mucho más en los tiempos actuales. Lo que cambia es la forma en la que se manifiestan estos conceptos, según las modas, los gustos...según se considere más efectiva la manera de hacer creible que la lucha entre el Bien y el Mal se lleva a cabo, y mientras ello nos mueva desde dentro a nuestra propia lucha interior, posicionándonos en uno u otro bando.


La misma sociedad juega con nuestro miedo y nos inculca desde muy pequeños algunos conceptos que no perdemos nunca y que nos esclavizan. Porque esa es la función del miedo: la pérdida de la libertad que poseemos como individuos. Una libertad para pensar, una libertad para sentir, una libertad para amar...

Tengo que reconocer que tengo miedo a hablar del Miedo. Me pregunto a veces qué siento ante ciertas situaciones, y porqué actúo de algunas maneras que no termino de entender. Me planteo también las razones por las cuales las personas perdemos nuestra humanidad mientras luchamos en un eterno tablero de ajedrez unos contra otros. Si debo ceder en mi lucha ante el derecho a la libertad de los demás, si esta libertad es más importante que mi derecho a conservar mi dignidad, mi orgullo, mi esencia como persona...

A veces siento que somos como Nosferatu, vampiros que absorbemos la esencia de las personas, la parte más sensible, más humana, la que es más frágil porque proviene directamente de los sentimientos que guardamos como tesoros. Si es necesario entrar en esta lucha, si tengo tanto miedo y terror a hacerlo, si tengo, o he tenido a mis mayores enemigos tan cerca de mí que han absorbido todo lo bueno que atesoraba...Si algún día me planteo que su libertad es más importante que el derecho a mi dignidad, entonces sentiré verdadero pánico.

Incluso Homer Simpson tendría esa lucha interior, no sabría con quién quedarse.






domingo, 4 de noviembre de 2012

Babel


Ayer ví una película de las que te dejan el corazón desgarrado y para siempre tocado, en el sentido más puro y alejado del dolor. Y ocurre porque en un momento concreto de tu vida consigues tener los ojos muy abiertos para poder ver lo que realmente importa, y entonces te das cuenta de que esa pequeña cosa ha conseguido que tu vida avance en la dirección que tú siempre habías soñado, allí donde se aprende a encontrar en cada uno la faceta más humana, y que, a veces, escondemos detrás de una cortina demasiado tupida y gris.
Una película, dos horas de la vida de una persona contemplando la belleza del sentimiento humano en su más elevada expresión. 

La película de Iñarritu nos cuenta las historias entrecruzadas de varios grupos de personas que no se conocen, con dramas diferentes, y que, a pesar de la repentina e inesperada conexión entre ellos, siempre estarán aislados debido a su propia incapacidad de comunicarse efectivamente con su entorno.

Lo que cuenta es anecdótico, las personas son ficticias, pero los sentimientos se despiertan ante cada imagen, cada palabra y, sobre todo, ante una parte de la banda sonora que todavía tengo en la cabeza y no puedo olvidar ( por si a alguien le interesa, la tenéis arriba en un vídeo, es de Ryuichi Sakamoto).

La comunicación, la falta de ella, las palabras mal expresadas, las nunca dichas, las que no me dejaron decir, los sentimientos que no pude expresar porque a alguien no le interesó, el dolor de que las palabras son tiradas al viento y mueren sin haber cumplido su función. El dolor, siempre el dolor de no trascender, de que tu propio ser no llegue a ser conocido, a ser amado, a ser recordado. 

En realidad somos seres desconocidos para nosotros mismos, albergamos sentimientos y emociones que nos asustan, que no podemos controlar, que escondemos en sitios tan recónditos que algún día salen en tromba y son capaces de arrasar todo lo que se ponga por delante. Nos hacemos daño y hacemos daño, somos sordos y mudos ante nosotros mismos, y no se puede esperar más comunicación con las personas que nos rodean si no hablamos con nosotros mismos. Si no nos preguntamos quienes somos, cómo somos, qué sentimos o qué nos gusta, ¿cómo podemos esperar que nos importe la persona que tenemos al lado? ¿cómo podemos decir que conocemos a alguien si nunca nos importó lo que tenía que decirnos? ¿cómo podriamos amar si cerramos los ojos y los oidos para no vernos más que a nosotros mismos?

Vivimos en un mundo rodeado de Narcisos que se aman a sí mismos, pero...de esto ya hablaré otro día, cuando haya conseguido que la música de Sakamoto me inspire en esa dirección.

Hoy más que nunca, os escucho con los ojos muy abiertos, con los oidos dispuestos a leer más allá de lo que dicen las palabras. Escuchad esta maravillosa banda sonora que es vuestra propia vida, y escuchad la banda sonora de las personas que tenéis al lado, a veces no es necesario ni una sola palabra para saber lo que siente una persona.


miércoles, 31 de octubre de 2012

Una larga noche de terror...


¿Le gusta a usted pasar miedo? ¿le gustan las películas como "Viernes 13", "La matanza de Texas" u otras similares? 
¿Es usted fan a muerte de esta fiesta importada de Estados Unidos llamada Halloween? 

Y si encima me lee usted habitualmente ya sería el colmo del miedo y el terror, porque hoy voy a asustarle como nunca habría pensado para conmemorar y celebrar esta fiesta de importación que tanto parece gustar aquí en España.

Y es que el marketing es fascinante, identifica donde están los gustos y tendencias más seguidas por el consumidor y te lo ofrece en una bandeja de plata para hacerte más esclavo si cabe en un mundo que, de por sí, ya te ha puesto los grilletes de manera permanente. La única manera de ser libre es ser casi tan raro como algunos de los personajes de esta bendita imagen. 

Pues les animo: ¡Sean frikies¡ Hagan uso de todas sus rarezas y terminen de una vez de ser libres.

Pues seamos raros y pasemos miedo, y para ello en España hemos hecho bien los deberes para ponernos a tono con las nuevas tendencias imperantes en la nueva sociedad de consumo. Pasemos no sólo miedo, también sudemos y lloremos cada vez que oigamos un ruidito y nos tapemos con las sábanas para protegernos de los posibles asesinos psicópatas, escondámonos debajo de la cama para hacernos invisibles a los monstruos que puedan salir del armario, que hasta los monstruos salen de ahí, es la nueva tendencia.

Pero tal vez no hayan pensado en el miedo auténtico, el que a mí me hiela el corazón y me deja sin respiración. Lo que nos encadena, lo que nos hace esclavos es no conocer a nuestros verdaderos enemigos, los que pueden de verdad levantar las sábanas y hacernos daño, los que nos descubrirán debajo de la cama aunque no respiremos, los que nos lanzarán a la calle con lo puesto. Esas personas normales y corrientes, que dirigen nuestras vidas, en una esfera u otra más o menos elevada, que son capaces y tienen todas las armas para dictar y ejecutar las normas que nos esclavizan. Esos seres que actúan sin sentimientos, o los esconden tanto que pierden su auténtica naturaleza humana, la más digna, la que proclamamos como propia de los seres pensantes y elevados. 

A mí me da miedo la ausencia de compasión, la utilización y "cosificación" de las personas para conseguir fines egoistas y rastreros, la deshumanización de nuestra sociedad que nos permite ver como normal que haya personas sin medios de vida y que además, no nos importe demasiado. Tal vez es tan insoportable la realidad que pensamos que, dándonos la vuelta, no se convertirán en nuestro problema. 

Pero, ¿cómo identificar a estas personas que nos dan tanto miedo? Yo también me hago esa pregunta para la que sólo tengo una respuesta: No sean ignorantes, exploten su privilegiado cerebro porque la clave para todas las soluciones está ahí, siempre ha estado ahí y sus enemigos lo saben muy bien. Piensen, sean críticos, lean, y vuelvan a leer, y no se queden en la superficie de las cosas. Sólo el conocimiento nos ayuda a descubrir los monstruos que nos acechan. Y, aún así, siempre te atacará alguno que venga muy escondido, y sea encantador y adorable, te embaucará y...¡¡¡te venderá una participación preferente¡¡¡ ¡¡O dos¡¡ 



PD: Y no piensen sólo en los banqueros que dan la cara todos los días, que los que verdaderamente manejan a las marionetas no tienen cara. Hay tantas maneras de manipular...y hacer daño...


domingo, 21 de octubre de 2012

Las generaciones perdidas


Me estaba costando empezar esta entrada. Hace días que llevo pensando en este tema, viene a mi mente hasta en sueños, me despierto y lo hago pensando en todo lo que quisiera expresar porque son tantas las cosas que quisiera decir, tantos los sentimientos que me provocan algunas de las situaciones que estamos viviendo en esta época, que se convierte en un duro parto escribir sobre ello.

Vivimos en una etapa de la historia en la que nos ha colonizado y esclavizado el capitalismo más salvaje, una vez aniquilado el comunismo, campa a sus anchas sin que podamos tener otra opción, no sé si mejor, pero sí otra opción que minimice la esclavitud.

Vivimos rodeados de incongruencias, fanatismos, ignorancia extrema, pobreza espiritual...en tiempos pasados hemos luchado por cosas tan simples como los derechos sociales, humanos y personales, que, hoy, ya son dignos de mercadeo y eliminación porque, los muy malvados, nos han hecho vivir por encima de nuestras posibilidades ("bendita" frase)

Multitud de personas tienen problemas incluso para comer, no hablo ya de poder comprar ropa, tener un piso, poder hacer una vida sencilla y simple...Muchas personas van a comedores sociales, no tienen dinero para comprar material escolar, no llegan a fin de mes, ni casi a principio de mes.

Se intenta coartar la libertad de expresión para no molestar a los mercados, se despide a personas sin tener en cuenta cómo podrán sobrevivir porque somos mercancías poco productivas, sobre todo a partir de cierta edad, no hay más que ver el vergonzoso ejemplo del periódico El País, que, a partir de ahora, minimizará gastos utilizando a becarios y a personal gratuito, mientras lanza a la calle de una patada a su personal más cualificado, pero, tristemente, ya senil (a los 50 años, por lo visto, ya lo somos).

La gran mayoría de los jóvenes, los más preparados de toda la historia de España, tienen que irse de su país para poder trabajar y tener la posibilidad de un futuro digno. Somos un Estado que forma a sus ciudadanos para que se aprovechen otros países de esa formación, y hasta en las instancias más elevadas les parece que esta situación es muy lógica y normal, no parece que exista una solución a este problema que el mismo Estado crea, permite y perpetúa.




Este pequeño resumen es la más cruda descripción de nuestra realidad diaria, lo que desayunamos todos los días de nuestras vidas desde hace años, y a la que, si nadie lo remedia, seguiremos asistiendo como si una representación de ópera bufa se tratara, condenando a multitud de personas  a ser parte de una generación perdida, sin futuro y sin esperanza.



 

Y me viene a la mente, de manera también recurrente, que esto no es nuevo, hemos tenido en otras épocas otras generaciones perdidas por circunstancias parecidas, o incluso peores, no hay más que recordar a aquéllas personas que vivieron antes, después o durante nuestra Guerra Civil, aquélla horrenda experiencia cuya huella quedó para siempre impresa en el alma de este Pueblo.



 Todos esos niños y niñas de la guerra, los que no tuvieron más oportunidad que trabajar desde la más temprana edad, que, por ello, no pudieron ni siquiera aprender a leer y escribir. Todos los hombres que mancharon de sangre y sudor la tierra que pisaban para dar de comer a sus hijos...todas las mujeres cuya máxima aspiración era salir de la protección de un padre para ser protegidas por un esposo. Todos y todas ya han sido una generación perdida, y ahora nos dan otra lección de supervivencia y siguen luchando por sus hijos, por sus nietos, para que ellos no sean, como ellos y ellas lo fueron, otra generación perdida.



 Por vosotros y vosotras, por vuestra lucha de toda una vida, os dedico mi tiempo, mis palabras, mi admiración, la que debería rendir un Estado para el que disteis la vida.



domingo, 7 de octubre de 2012

Las piedras del camino





En una noche como esta, con su luna y sus estrellas, su silencio y sus fantasmas, en la que vuelan libres todos los pensamientos que me esclavizan, he terminado por sucumbir al recuerdo de un poema que me acompaña todo el día. Sería egoísta si no lo compartiera, si no dijera lo que para mí significa, cómo me motiva y cómo me emociona. Estoy segura de que hay mucha gente que ya lo conoce, se ha hablado mucho sobre él y sobre como ayudó a  Nelson Mandela a sobrellevar un cautiverio tan injusto como absurdo, aunque no demasiado sobre su autor, William Ernest Henley, quién sufrió tuberculosis en su infancia y la amputación de una pierna, lo que le dejó la vida marcada, unas marcas que a veces son capaces de crear la belleza en su estado más puro, con la sensibilidad que sólo puede conocerse a través del dolor.
Para momentos como este, ni mejores ni peores que otros, pero sí muy difíciles, os lo dedico con la promesa solemne de que, pase lo que pase, sean cuales sean los caminos...siempre habrá una piedra que sortear, y siempre tendréis la fuerza suficiente para darle una patada y seguir adelante. Y os prometo que yo lo haré siempre, mientras leo:



Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.
En las azarosas garras de las circunstancias
nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.
Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el portal,
cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
                                                                                    soy el capitán de mi alma. 

 Dedicado a:

Vosotros, amigos de verdad, aquéllos que seguís a mi lado, a pesar de mis manías, mis miedos, mi exceso de sensibilidad, que no me habéis dado la espalda y me habéis arrinconado como un coche viejo que ya no es útil. A aquéllos con los que río y lloro, con los que corro y sufro, vosotros y vosotras, amigos y amigas, también sois los amos de mi destino, los capitanes de mi alma. El resto...quedaron en el camino.


sábado, 22 de septiembre de 2012

Singapur, la nuit



Singapur, ese lugar del mundo donde cada año acuden unos locos en sus locos cacharros para darse unas vueltas alumbrados por miles de luces nocturnas. ¡¡Espectacular¡¡ Un gasto de energía tremenda, pero sigo diciendo: ¡¡Espectacular¡¡

A punto de comenzar la sesión de calificación (qualifying según algunos, no diré nombres), parece ser que Alonso lo tiene dificil para ser primero, esto siempre es un misterio, pero lo esencial es que, como dice Lobato, están todos los locos "con el cuchillo entre los dientes". Cuando oigo esto me imagino a los pilotos en una película de Sandokan. He pensado tomármelo con humor y no me fustigaré si Alonso no hace la pole, incluso si no pasa a la Q3, porque, como dicen algunos, así disfrutaremos más de una "remontada épica".

Aunque lo que a mí me gustaría es que volviera a darnos un espectáculo impresionante como el de aquel año en el que consiguió el Grand Chelem y nos dejó a todos con la boca abierta. También me gustaría saber quién se inventa estas expresiones, como la de "Grand Chelem", pero creo que podré vivir por lo menos hasta mañana sin saberlo.

Y, ¿qué me dicen del nuevo casco de Vettel? Las mentes malvadas, que las hay y mucho, dicen que lo ha comprado en un chino, por lo de las luces. No se puede decir que no vaya a brillar en este Gran Premio de Singapur. Ganar no lo sabemos, pero brillar...(está saliendo mi parte malvada, voy a esconderla rápidamente, que luego se hace fuerte).

Yo apostaría por Hamilton, para hacer la pole, para ganar, o para darnos un espectáculo basado en la desconexión cerebral, que los hace de vez en cuando y también son divertidos, y dan para hablar dos semanas. Muchos periodistas deben agradecer toda la vida su existencia, y hasta yo (y sí, lo digo en serio).

Pues casi que esto empieza ya y me voy a prepararme para pasar un rato divertido viendo a estos locos que nos alegran la vida mientras se juegan la suya, y eso merece todo mi respeto, y el de todos (y todas, que también existimos, como Teruel).

¡¡Que lo pasen ustedes bien¡¡ ¡Y léanme¡¡ y si comentan ya... ¡¡sería el colmo¡¡


jueves, 20 de septiembre de 2012

Los Grupos, esos grandes desconocidos.




















Desde siempre me ha parecido fascinante todo lo relacionado con los grupos y su funcionamiento, sobre todo el hecho de cómo éstos se convierten en un individuo con vida propia, independiente de cada uno de sus miembros. Esto, que parece curioso, es un mecanismo creado y fomentado por los mismos miembros del grupo, incluso ante la posibilidad de perder la individualidad y la libertad, ya que,
probablemente, las ventajas de la pertenencia al grupo son más satisfactorias que la propia independencia y la libertad. 
Y es que somos seres sociales, no podemos vivir en una isla, alejados de las relaciones con los que son iguales a nosotros, o de la interacción con aquéllos a los que nos declaramos afines, con más o menos intensidad, con más o menos amor, con más o menos amistad. Incluso cuando aparece el odio, la insatisfacción, la ira, la culpa, y otros sentimientos negativos, utilizamos el grupo para calmarlos, para fomentarlos, para ignorarlos, o para vengarnos. Somos seres sociales, y tremendamente complejos. 
Para saber todo esto no hace falta ser un experto, ni esto que escribo es ningún manual de psicología, que yo pensara eso sería lo más pretencioso que hubiera hecho nunca. En realidad, todos podemos observar el funcionamiento de cualquier grupo y extraer muchas conclusiones. Hay ejemplos de todo tipo que podemos recordar para ilustrar lo que acabo de decir.
Uno de los que siempre recuerdo es el caso de la pertenencia de Fernando Alonso al equipo McLaren en 2007. En realidad no podemos conocer todos los datos, pero sí hay algo claro, es el típico ejemplo de cómo un miembro de un grupo es aislado por sus discrepancias con el mismo, por que sus objetivos no eran los mismos y la afinidad es practicamente nula. 
El grupo en sí actúa de esta manera, establece una serie de roles de cada individuo para la consecución de unos fines, y si alguien no cumple con estos objetivos es difícil que continúe perteneciendo al mismo, es fácil que sea expulsado de alguna manera, más o menos pacífica, o que le sea tan insoportable la pertenencia y que termine por salir voluntariamente del grupo, como al final pasó con Fernando Alonso.
Hay otros ejemplos muy actuales, como el caso de Cataluña, que considera que su identidad cultural es distinta a la española y desearía la autodeterminación. Todos podemos pensar lo que queramos, dentro de nuestro mayor o menor desconocimiento del individuo, pero sí podemos opinar, y lo hacemos, siempre de las maneras más variopintas, y no siempre muy acertadas. 
Porque lo que me fascina es la complejidad del ser humano, cómo nos hacemos daño y nos humillamos continuamente, cómo nos amamos, nos odiamos, dejamos de amarnos y dejamos de odiarnos. Todos los sentimientos que alberga el alma humana son tan complicados que a veces me abruman. 
Probablemente pienso y siento demasiado, quizás es inútil sentir y pensar, a veces puede ser mejor dejarse llevar por el viento y cerrar los oídos para no escuchar los gritos que te dicen lo que no quieres oír.
 A veces la pertenencia a un grupo te hace sentir que tu vida tiene un objetivo, algo a lo que llegar y que te indica un camino concreto a seguir, cuando dejas de pertenecer, uno se siente aislado y solo, con la tristeza de saber que su camino debe hacerse de nuevo, con más o menos piedras que apartar, con más o menos flores que recoger, pero empezando de cero y renaciendo con cada día.
A veces el aislamiento puede ser voluntario, a veces es obligado, pero el sentimiento siempre es el mismo, es la sensación de no haber sabido llegar a los objetivos de tu grupo, no haber podido trascender más allá de tu propia persona, la pena y la tristeza de saber que los caminos se separan, que se correrá en otros caminos, en otras ciudades, pero sabiendo que correrás siempre, con esas zapatillas gastadas a lo largo de los años, ellas que saben lo que has vivido, ellas que han visto lo que realmente eres. 
No puedes pararte a pensar a qué personas no agradas, a quién le importas verdaderamente en tu grupo, las decepciones suelen ser lo habitual, y la vida seguirá, seguirá siempre mientras uno ponga un pie delante del otro y no mire atrás. Habrá quién te acompañe, o quién no, y será bonito comprobar si hay alguien a quién consigues emocionar con lo que escribes cuando te despides, porque será señal de que en algún momento has sido importante.

lunes, 14 de mayo de 2012

Lurra, sin palabras...

























A veces ocurren cosas para las que no tenemos palabras adecuadas, e incluso, aunque las tuviéramos, serían vanas y sin sentido, incapaces de expresar aquéllo que sentimos. En estos casos, siempre el silencio es la mejor opción, pero nunca la indiferencia, porque ello nos haría perder esa parte de humanidad de la que tanto alardeamos desde nuestro orgulloso papel de seres racionales que nos hemos atribuido desde siglos.

Sin embargo, hoy no quería dedicar una sola palabra al ser humano, creo que a veces conseguimos vaciar de significado la gran mayoría de ellas. Esto me hace pensar en el contraste que supone la imagen de Lurra, esa perrita campeona que nos ha dejado, esa corredora incansable, nuestra cazadora de sueños...A veces no hacen falta palabras para decir lo que uno siente, y ellos saben muy bien cómo llegar a nuestro corazón sin decir ni pedir nada.

Desde esta insensible parte humana te digo que todos hemos aprendido de tí, de cómo superar los traumas y las penas a través del cariño, de cómo luchar de manera incansable... ya sabes que para nosotros siempre serás nuestra campeona, y no sólo por las carreras que ganaste. 
Déjame decirte que has tenido mucha suerte, no pudiste encontrar mejor compañera de viaje que con Nerea, ella te dió todo el cariño que necesitabas y, en otro tiempo, no tuviste, pero seguramente tú le diste más a ella. Nerea sentirá  infinitamente tu pérdida aunque deba seguir corriendo, siempre te llevará en la mente y en el corazón.  Todos lo haremos.

La vida sigue, pero tú ya formas parte de ella, de todos los que nos llamamos humanos y a veces quisiéramos ver con los ojos con los que tú miras. Por si me escuchas, te diré 
¡¡¡ Gracias, Lurra¡¡¡ siempre te recordaré corriendo. Corriendo siempre.




martes, 17 de abril de 2012

Bahrein, en ocasiones veo...

Foto de familia en Bahrein       
  
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            











 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sí, en ocasiones veo..., la frase todos la conocemos, pero no, en ocasiones no veo muertos, aunque, si pienso un poco "de profundis", creo que sí, que no paro de ver aquellos fantasmas que no deseo, que no dejo de sentir miedo porque mi optimismo se pone a prueba todos los días, porque ese mundo que creo posible cada vez se desdibuja más, y otras muchas razones por las cuales pierdo la esperanza en las bondades del hombre y en que un día me levante y haya cambiado la expresión seria y distante con que una mira al abrir la ventana y deja entrar el aire irrespirable de los últimos tiempos.
 
Hace tiempo que quería haber escrito algo sobre Bahrein, incluso desde el desconocimiento de este país, al que muchos nos acercamos con ocasión de las noticias sobre el oro negro, o, en este caso, sobre las polémicas en torno a la celebración del GP de Fórmula 1. El desconocimiento es grande, nos dejamos llevar por los medios de comunicación y sabemos lo justo para opinar de una cultura que nos resulta muy ajena, y ni sabemos qué está pasando allí. En realidad nos importa un bledo, bastante tenemos con la que aquí está cayendo, y, si lo piensas bien, a cualquiera que me diga esto no me quedará más remedio que darle toda la razón.
 
He leído bastante en estos días sobre la historia de este país, en el que convíven los dos grupos más importantes en el Islam, los suníes y los chiíes, enfrentados ambos por cuestiones sobre la sucesión de Mahoma, y que sería largo de contar. Lo importante es que los suníes representan más del 85% de la religión musulmana y, concretamente en Bahrein, son la casta predominante y la que tiene el poder.
 
Lo esencial es que los chiíes denuncian los continuos abusos de poder, la falta de derechos humanos, llegando incluso a torturas, y la total discriminación por parte de los suníes. Y en esas estábamos cuando llegó la F1 para intentar tapar las vergüenzas del país e intentar lavar la imagen del mismo, sumido en una continua revuelta popular en pro de los derechos perdidos.
 
Dicho así parece hasta fácil de entender, incluso para los que entendemos poco la cultura islamista, o los que están contaminados por la imagen que se vende en los medios de comunicación. Sin embargo, en todo conflicto de naturaleza social y política, nada es tan fácil. Por ello, nos puede resultar dificil entender imágenes como la siguiente:

Y es que la F1 es vista por los chiíes como la gota que colma un vaso lleno de ira, frustración y desesperanza. Que la F1 no tiene culpa de todo esto, creo que está claro, aquí se unen muchas situaciónes, alguna de ellas basada en el puro mercantilismo, porque ya sabemos que si no se corre, alguien perderá dinero, y eso no nos gusta, según piensa Bernie Ecclestone. Pero no sólo él, tampoco les interesa a los equipos, y aquí paz y después gloria. Bueno, habrá gloria, porque paz...no mucha.

En realidad, a los que nos apasiona la F1, nos parece que se están cargando el espectáculo en sí desde hace ya muchos años. No tengo nada en contra de que se celebren GP en países cuyo nombre ni  sabemos pronunciar, pero con ello surgen ciertos problemas como este, o como la celebración en países que no tienen ningún afición por este deporte...y tantas otras cosas que mejor ni decir, a veces ya aburre, y no creo que vaya a cambiar mientras esté por medio el dinero.

Pues lo que decía es eso, que, en ocasiones, veo como mueren algunas de las cosas en las que creía sinceramente: las ideas, los derechos por los que lucharon y murieron nuestros padres y abuelos, el mundo tal como lo conocemos...Y pienso: ¿realmente otro mundo es posible? o ¿la edad y la experiencia ya me han contestado? Y siempre me digo lo mismo, que en realidad otro mundo es posible mientras así lo piense y mientras nunca pierda la esperanza y el optimismo. Y en ese momento, dejaré de ver, en ocasiones, los fantasmas de la muerte y la destrucción.

PD: Sigo siendo optimista incluso respecto a Ferrari y sus evoluciones, lo cual dice mucho del estado de optimismo iluso en el que me he instalado. Pero algún día...